Hace unos años, Josep Bergadà empezó a tocar el piano de forma obsesiva, como él mismo confiesa. Así, un día, en la biblioteca de la facultad en la que estudiaba Empresariales en Barcelona, empezó a pensar en una solución que le permitiese tocar en cualquier lugar y a cualquier hora.
Entonces, surgió la idea del Pocket Piano, allá en 2016. Este dispositivo, ahora, se encuentra en proceso de fabricación y las primeras 500 unidades podrían salir a la venta en breve, si el covid-19 lo permite. El precio será de 950 euros más IVA, es decir, superará, levemente, los 1.000 euros. “Costará como un iPhone”, explica el propio Bergadà.
El coronavirus
“La idea es que el Pocket Piano se pueda comercializar en cinco meses, pero algunas piezas y componentes vienen de China y otros países afectados por el coronavirus, lo que podría retrasar un poco el lanzamiento”, matiza el CEO y fundador de este proyecto a Crónica Global tras participar en el congreso Advanced Factories en Barcelona.
Con la ayuda de Eurecat – Centro Tecnológico de Cataluña, Bergadà ha hecho realidad su sueño. “Necesitaba un equipo profesional para materializar mi idea y contacté con este centro que me ayudó a desarrollar mi proyecto, a crear prototipos y a conseguir un producto definitivo”, detalla este joven catalán de 26 años.
Con capital catalán
En agosto de 2019 se creaba el primer prototipo del Pocket Piano completo, que no sería el definitivo. Después, llegarían otros seis prototipos con apariencia más profesional. A lo largo de este camino, Bergadà explica que ha conseguido diferentes inyecciones de capital que han supuesto, en total, unos 700.000 euros.
El Pocket Piano es el primero, con pedales y modular, que plegado cabe en un caja cuya altura no supera los 30 centímetros. “Viene con conectividad bluetooth y la importancia de la portabilidad”, detalla.
Una app para Android y iOS
Asimismo, este instrumento de bolsillo tiene sensibilidad al tacto y al presionar sobre la tecla unos 3 milímetros de profundidad ya suena. “Es imposible emular a un piano de madera, pero hemos intentado que la sensibilidad al tacto sea muy parecida”, subraya Begadà.
El módulo principal del Piano Pocket es el que se carga, mientras que el resto de octavas o piezas se enganchan a través de imanes y son intercambiables entre sí. El instrumento, además, se puede conectar al teléfono y a una tablet desde la app, que también está en desarrollo.
“Se podrá compartir música, grabar composiciones, hacer retransmisiones en streaming, leer partituras, etc. Y la aplicación funcionará tanto con dispositivos iOS como Android”, asegura Bergadà. En cuanto a los dos pedales, este joven catalán insiste en que también estarán incluidos en los lotes o packs que saldrán a la venta este año.
Democratizar la música
Aunque todavía no ha terminado la carrera, Bargadà señala que, en los últimos años, ha aprendido tanto como si hubiese estudiado cuatro másters. Pero este emprendedor no descarta, de todos modos, terminar los estudios universitarios que empezó hace unos años.
Sin embargo, lo que quiere, de verdad, es llegar a ser pianista profesional algún día y democratizar la música y el piano.